En los primeros años de vida de tus hijos, debido a la cantidad de cuidados que requieren nuestros hijos se convierten en nuestra prioridad, todo es para ellos y poco o nada para nosotros, nos desbordamos en atenciones, pero a medida que crecen nos damos cuenta de que estamos agotadas de dar todo a los demás, por lo que es común sentir frustración.

Sin lugar a duda, debemos ser primero mujer y después mamá, sin embargo, la gran mayoría lo hace al revés: Las madres se ponen en segundo lugar, dándole prioridad a sus hijos y dejando para el final su bienestar físico y emocional. Por eso es que al estar agotadas explotan con facilidad.

Toda la vida nos han enseñado que primero son los demás y después nosotras, desde chiquitas hemos visto cómo la abuela y nuestras madres atendían a los hombres de la casa, de ellas aprendimos y es difícil, empezarnos a cuidar como quizá ellas nunca lo hicieron.

Cuidar tu bienestar es encontrar tiempo para desconectarte, en muchas ocasiones es muy difícil, pero en las noches puedes meditar antes de dormir y eso te ayudará para relajarte y descansar por la noche.

Dedica tiempo para ti misma, encuentra momentos para ti, ya sea simplemente siéntate a descansar un instante, respira profundo inhalando, que es meter aire a tus pulmones por la nariz, y exhalando, que es sacando el aire por la boca.

Lo fundamental es ponerte siempre en primer lugar; esta es la única forma de tener la energía para soportar los buenos y malos momentos de la vida diaria. Si para ti, mamá, primero son tus hijos y después tú, al principio estarás bien, pero con el paso de los años, estarás agotada, fastidiada, porque trabajarás para los demás y nunca para ti.

Haz actividades para ti y por ti, y tendrás la fortaleza para seguir adelante. Así, vivirás más completa y feliz.

Ale Velasco

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